miércoles, 15 de junio de 2011

"La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse"

Ernesto Sábato

viernes, 3 de junio de 2011

Yes y Asia: construyendo más recuerdos




Ese día llovió, así que pensé que iba a quedarme atascada en el tráfico para siempre. Pero llegué a tiempo y menos mal porque la presentación empezó puntual. El Auditorio esta vez no se llenó, pudo haber sido por dos cosas: primero, que no se le hizo suficiente promoción al concierto, yo me enteré por casualidad por una pancarta mal pegada en Reforma. Segundo -mera especulación- el rock progresivo no tiene mucho público aquí tampoco. Éste, tal y como me lo esperaba, estaba formado en su mayoría por cuarentones y cincuentones. Algunos se llevaron a sus hijos adolescentes. Al igual que ellos, portaban la camisa de alguna de las dos bandas.

Paseándome por otros continentes


A las 8:30 exactas se apagaron las luces y salió Asia: Geoff Downes, Steve Howe, Carl Palmer y John Weltton.  "Wildest dreams", "Only time will tell" y "I believe" fueron los tres primeros temas que tocaron. El sonido impecable. La ejecución más que excelente, en especial la del guitarrista Steve Howe. No pude sentir menos que envidia al oírlo tocar.

Después de "Don"t cry" y "The smile has left your eyes" (la segunda logró sacarme unas lágrimas), el Auditorio en pleno se paró a aplaudir al grupo. "¿Cómo están? Muchas gracias, estamos muy contentos por estar aquí", saludó un emocionado Welton en un machucado español. Siguieron con los temas "Open your eyes" y "An extraordinary life".

El punto cúspide de la presentación fue cuando Palmer, el baterista (a quien había escuchado en otros proyectos gracias a los discos prestados por mi primo Juan Carlos Araujo), nos regaló un memorable solo de tres minutos. En un momento perdió una de las baquetas, pero logró continuar como si nada.

Con "Sole survivor" hicieron una salida en falso. Regresaron a petición tocando "Heat of the moment", tema que reconocí de inmediato y que debo confesar, nunca me ha gustado . Una hora en total estuvieron montados en el escenario.

Llegó la asertividad

El grupo en 2010

Luego de una pausa en la que logré cenar algo y hasta recibí una llamada desde la universidad, llegó Yes. A las 10 pm aparecieron en escena Benoit David, Chris Squire, Alan White, Steve Howe y un hombre joven delgado y de melena rubia que destacaba entre los demás integrantes por su estatura. Me pareció extrañamente familiar y tardé un minuto reconocerlo. Por si acaso, le pregunté al señor que tenía al lado "¿Ése es Oliver?". Me respondió que sí, que ése era Oliver Wakeman, el hijo de Rick Wakeman, tecladista de la banda en sus inicios. "Es igualito a su papá", añadió. Su aparición fue una sorpresa para mí porque tenía entendido que había dejado de tocar con el grupo recientemente. Los recuerdos de la gira de Rick Wakeman en el año 2000 junto a su hijo menor Adam se agolparon en mi mente.

No fui la única nostálgica esa noche. Con "Parallels" buena parte de los asistentes se regresó a los años 70. Siguieron los temas "Tempus Fugit" "I´ve seen all good people" "Machine messiah" "Long distance runaround" y el clásico "Owner of a lonely heart"

Si la presentación de Howe con Asia me causó envidia, el solo de guitarra que se lanzó al interpretar "Yours is no disgrace" me hizo lamentar no haber agarrado una guitarra en años.  "Starship Trouper" y "Roundabout" fueron el broche de oro para tres horas memorables. Agradecí la oportunidad de haber podido ir. Estoy segura además que de ahora en adelante la música de las  dos bandas va a estar muy presente en mi vida.


viernes, 27 de mayo de 2011

Recordando a Rick Wakeman

Igual, que los de "Que se vayan todos", desempolvo una nota del baúl de los recuerdos sobre el concierto de Rick Wakeman en el año 2000 mientras me preparo para la venida de Yes y Asia. Ésta salió en el primer número de "Paradigma" el boletín  electrónico que sacamos Juan Carlos Araujo y yo cuando estábamos en CECISO (Centro de Estudiantes de Ciencias Sociales) en la Universidad Católica Andrés Bello.

El pasado  sábado 23 de septiembre, los melómanos caraqueños tuvimos la oportunidad de presenciar el excelente peformance de Rick Wakeman y su banda en el anfiteatro del Sambil a las  8:00 pm.
            El concierto, que anteriormente fue pautado para el jueves 21 de septiembre a la misma hora, fue suspendido en el último momento. El mismo Rick Wakeman pidió el plazo en vista de que los teclados analógicos fueron afectados por las lluvias que cayeron en la tarde.  Sin embargo, él y su banda se quedaron en el anfiteatro un buen rato firmando autógrafos y dando explicaciones a los fanáticos desilusionados. Muchos de nosotros experimentamos  una desagradable  sensación de dejá vú, al tener que pasar por segunda vez por  la suspensión de un concierto en el Centro Comercial Sambil: el primero fue el pésimamente organizado concierto de Gustavo Cerati el viernes 26 de noviembre de 1999 .
Con Wakeman en el entonces recién inaugurado Esperanto del San Ignacio
 Valió la pena esperar.  El grupo telonero fue “Jungla Vertical”, proyecto musical paralelo al grupo Témpano  que fusiona el rock progresivo con el jazz, los ritmos latinos y la fusión, con Giuglio Cesare Della Noce en los teclados, Miguel Ángel Echevarreta en el bajo (ambos son integrantes del grupo Témpano), Leonardo Córdova en la batería y Sandro Bassi y Carlos Rojas en las percusiones.  Tienen futuro los muchachos. La presentación del concierto estuvo a cargo del señor Pedro Castillo quien exaltó la generosidad y  caballerosidad del señor  Wakeman. Una cosa que ha sorprendido a todos los fanáticos ha sido comprobar la buena disposición de Wakeman  para dar autógrafos y entablar conversaciones con ellos a pesar del agotamiento físico. Llegaron el lunes a la siete de la mañana y no pararon desde entonces: ruedas de prensa, la grabación del programa “Ni tan tarde”, transmitido el miércoles 20 de septiembre, encuentros con los fans en la librería Boards, en CD City y el recién inaugurado Esperanto del San Ignacio. El viernes asistieron a su cita en el Foro de Valencia para luego llegar el sábado a las cuatro de la mañana a la ciudad de Caracas.
 El concierto empezó a las nueve y media de la noche y terminó a las doce. Los temas interpretados fueron escogidos por los fans a través de internet. La mayoría fueron extraídos  de los discos “Las seis esposas de Enrique VII”, “Viaje al centro de la tierra” (inspirado en el libro homónimo de Julio Verne),  “Retorno al Centro de la Tierra” y “Mitos y Leyendas del Rey Arturo y los Caballeros de la mesa redonda”.
 Para el primer acto, Wakeman vistió una capa negra que emulaba a la de los jedis de Star Wars. Su hijo Adam, quien estaba también en los teclados, permaneció descalzo durante y después del concierto y causó bastante alboroto cuando se subió a una de las torres de iluminación. Hubo varias sorpresas en el programa, incluida una excelente versión de “Eleanor Rigby” de Los Beatles y algunos clásicos de "Yes" que hicieron bailar a los cuarentones que permanecían sentados en el fondo del anfiteatro.



Saliendo del concierto. Anfiteatro del Sambil, 23 de septiembre de 2000

Luego de un receso, la banda volvió. Wakeman esta vez venía ataviado con una capa blanca, quizás la misma que utilizó hace veinticinco años en “Viaje el Centro de la Tierra”. Memorable estuvo el diálogo musical entre  Wakeman y su hijo Adam en el tema. “Merlin the Magician”. Los extrovertidos Ant Glyne y Damian Wilson, el guitarrista y vocalista respectivamente se mezclaron con el público en cierto momento del concierto y en el bonus track demandado por los espectadores, invitaron a todas las muchachas de protocolo a bailar en la tarima. Terminado el concierto, los músicos estuvieron firmando programas y discos. La banda, exceptuando a Wakeman,  quien está delicado de salud y tiene que acostarse temprano, compartió una mesa con sus fans en el local TOPS. Luego, en vista de la negativa de los mesoneros del local de atenderlos bien, se fueron a “The Fly”, donde dieron un mini-concierto (Gustavo Cerati también tocó allí gratis cuando vino a finales del año pasado)  que duró aproximadamente hasta las seis y media de la mañana, hora a la que cada quien decidió irse a su casa esperando que la misma experiencia se repita con el grupo sueco de rock progresivo “The Flower Kings”, que viene, si Dios quiere, el sábado 9 de diciembre de este año.

lunes, 18 de abril de 2011

Texto perdido sobre Enrique Bunbury


De hace diez años, cuando escribía para un boletín que sólo sacó cuatro números.

A Enrique

     El artista entró al  estudio poco después de que el presentador del programa anunciara su aparición. Se tenía mucho tiempo sin saber de él, a pesar de que ya había sacado dos discos en solitario. El primero había sido dos o tres años antes de éste. No había contado con el apoyo de los críticos y  él mismo reconocía que se la había pasado un poco la mano mezclando los ritmos. El segundo disco todavía no lo entendía, me parecía que el hombre se estaba poniendo un poco anacrónico. Del lirismo puro había pasado  a una forma que definía como “más directa” de decir las cosas. Otro artista, que casualmente también había nacido en el mismo país había dicho que la poesía era la forma de hablar del joven, la narrativa la del adulto y la crónica la del viejo. En ese momento, no me acordé.

No sé cuando entró, deben haberse ido a comerciales. Lo vi después sentado en una silla, intentando ver donde metía las largas piernas. Estaba de gira, acababa de llegar y se le veía cansado. Supuestamente venía de incógnito, pero en el estudio había cinco fans. Quería hablar del nuevo album, pero no lo dejaron. Las preguntas se centraron en lo que había hecho antes, con el grupo. “Tenía tantos años cuando escribí tal canción”, siempre decía, aún estando con el grupo “Y no vale la pena interpretarla ahora porque no soy la misma persona que la escribió”, recalcaba. Todos preguntaban siempre que cuando se iban a reunir, pero él no quería “por diferencias personales”. Los discos en solitario no se habían vendido tan bien como los del grupo-, alegaban a cada rato los diarios de todo el mundo como una excusa más que hacía posible ésa reunión tan indeseada.  Ellos estaban felices, en sus casas, haciendo una vida más retirada y tranquila, habían tenido hijos, incluso. Era él el que se seguía trasnochando, el que seguía comiendo mal en los aviones y dando entrevistas sin sentido. Un muchacho le pregunta si él necesita otro baterista y el artista se pone rojo, esconde la mirada detrás de los lentes oscuros y dice que no sabe mientras el presentador  trata ahora de salvar la situación preguntando (ahora sí) “¿Qué nuevos proyectos tienes en mente?".

Publicidad otra vez. De repente ya no lo veo. Se ha ido. Se ha ido, también los fans. Queda sólo el presentador con su acento de otra parte “Pobre tipo, se ha tenido que ir del estudio, Por allá le estaban jalando la ropa y una de las muchachas le ha caído a besos.”
 
 Son las doce de la noche. Apago el televisor. Mañana no tengo clases. No duermo, doy vueltas en la cama. Me quedo pensando en si le habré hecho sentir así de mal a alguna persona, protegiéndome detrás del escudo de la admiración, no dejándolo avanzar, haciendo que sólo sea la mitad de lo que puede ser.

sábado, 9 de abril de 2011

Crónica de una muerte anunciada o el cierre de la librería "Estudios" en La Castellana

Me había propuesto ser seria con la redacción de este blog y me estoy dando cuenta que esta semana no puedo. Claro, también depende de lo que se entienda por seriedad, ¿no? Mi reciente y accidentada visita Caracas me dejó en un estado de bruma, con una serie de sentimientos encontrados a los que todavía no sé darles un nombre. Esta semana pasaron dos cosas que me crearon más incertidumbre: el apagón de este jueves (del que me salvé por cuatro días) y el anuncio ayer viernes del inminente cierre de la librería Estudios en La Castellana, programado para este 29 de abril.

"¿Quién me habrá robado el mes de abril?"

Cuando inauguré este espacio decidí bautizarlo como "Talk a lot" debido a mi aficción a hablar extensamente de ciertos temas. Debo varias entradas que están en construcción, pero hoy sólo tengo palabras para Estudios.

Hace dos meses, justo al cerrar Lectura, Javier Marichal nos advirtió en facebook que había otras librerías sosteniéndose como podían. Estoy segura de que a raíz de eso se prendió una alarma en las cabezas de muchos, al tiempo que rogábamos que no se materializara lo inevitable. Las razones del cierre de Estudios son conocidas, no voy a ahondar en ellas, prefiero que la carta que publicó el Señor Marichal ayer en la tarde en su perfil de facebook hable por sí sola.

No me dio tiempo de visitar la librería en mi breve estancia en Caracas, lo cual lamento profundamente. Este cierre me afectó más que el de Lectura porque fue personal, tenía diez años siendo cliente intermitente. Allí encontré verdaderas joyas, como los libros de la Editorial Equinoccio -en una época en que su distribución no era tan masiva- y las Obras Completas de Carson McCullers. Además, siempre recordaré la amabilidad del Señor Marichal. Le deseo lo mejor en su nuevo camino, sea cual sea.


Sin más que agregar, les dejo sus palabras.

A los amigos de Estudios

Son estas letras para cerrar un ciclo. A partir del 29 de Abril Estudios La Castellana dejará de prestar servicios.

Públicas razones la andadura del país, que ha tornado en cruda mercancía todo proyecto, anteponiendo el frío cálculo de renta y supervivencia a toda misión social y cultural, dando morada en cada uno de nosotros al policía interior en perfecta, perversa operación de auto-censura. El Poder no necesita al comisario ni a miles de funcionarios en oscuras oficinas, rastreando en toneladas de papel toda desviación del canon oficial; para eso está CADIVI y la Resolución Nº 38.882 que elimina al libro de los rubros prioritarios, bloqueando con ello el acceso democrático y de bajo costo a la bibliodiversidad. Si no logramos transformar esta realidad, las librerías seguirán cayendo y con ellas nuestro contacto con soportes de liberación.

Más que espacio físico y comercial, en la librería nos hemos reconocido durante 13 años en una comunidad espiritual diversa, lugar de encuentro donde las diferencias han sido nutritiva dialéctica de la palabra -impresa y dialogada- que invita a la reflexión y al necesario debate de ideas, a la celebración del conocimiento y la belleza. La filosofía, la psicología profunda, el pensamiento político clásico y sobre todo contemporáneo (sin exclusiones), la gran novela, la poesía y las mejores editoriales infantiles (Ekaré, Playco, Camelia, Loguéz, Bárbara Fiore, Kókinos, A Buen Paso, FCE, Petra, etc.) han sido norte y bastimento, han tenido aquí su lar. 

Por ello las gracias, pues he crecido en ustedes.

Me separo de la empresa, pero espero puedan seguir encontrando allí las líneas bibliográficas y la atención a demandas especiales. Para futuros servicios de Distribuidora Estudios queda la sede de Altagracia en el Edif. Centro Valores, esquina de Luneta, detrás del Ministerio de Educación. Sus teléfonos (0212) 562 5818, 5103,6267 y 4049 o el Fax 561 8205 y sus correos: gerencia@distribuidoraestudios.com y
distribuidoraestudios@gmail.com.

Atentamente
Javier Marichal
Librero y amigo




El Señor Javier Marichal. Foto tomada de "Re-Lectura"
  

viernes, 8 de abril de 2011

Citas favoritas de "El Principito" (al que le estoy armando una entrada)

“No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.”

“Para los vanidosos todos los demás hombres son admiradores.”


"...si me domesticas,tendremos necesidad uno del otro.Tú serás para mí único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo..."


"Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos."


"Eres responsable para siempre de aquello que has domesticado.


"Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo,que juzgar a los otros.Si consigues juzgarte rectamente es que eres un verdadero sabio."


"Uno se expone a llorar un poco, si se ha dejado domesticar..."


"Lo esencial es invisible a los ojos"

domingo, 13 de marzo de 2011

Set completo concierto de The Doors (y las que faltaron)

De adelante hacia atrás: Morrison, Manzarek, Krieger y Densmore
Set completo Auditorio Nacional

Strange days
When the music’s over
Peace frog / Blue Sunday
Alabama song
Back door man
Five to one
Not to touch the earth
Gloria
Sex machine (Manzarek) / Touch me
L.A. woman
Riders on the storm
Light my fire (con Alex Lora del TRI)
Soul kitchen



Las que faltaron:


The end http://www.youtube.com/watch?v=ZDN9y2vTdUs&feature=related


People are strange http://www.youtube.com/watch?v=K3CHi_9sxj0


The Doors sin Krieger: un concierto al que se le vieron las costuras

Tengo varias semanas posteando sólo citas de mis libros favoritos por falta de tiempo. Esta vez  no son excusas, la cosa ha estado difícil. Primero, por culpa de un virus estomacal que me tumbó por dos días  hace  unas semanas y descalabró mi agenda y segundo, porque apenas en cinco días termino el trimestre en la maestría. Debo la reseña de la Feria del Libro en el Palacio de Minería, la cual visité hace dos semanas  (y en donde creo que agarré el virus en cuestión) y  la inauguración de mi segundo blog, que va a tener que ver más con lo que estoy aprendiendo en la universidad.

Hoy apurada como estoy, decidí escribir para hacer catarsis. En esta ocasión quiero reseñar el concierto de The Doors en el Auditorio Nacional de Ciudad de México este miércoles 9 de marzo de 2011. Para quienes no lo saben, soy fanática del grupo desde hace seis años, tengo todos los discos que grabó la banda con Jim Morrison en vida y mucho tiempo antes, vi la no tan buena película dirigida por Oliver Stone. Hace un mes me enteré que dos de los integrantes originales Krieger (guitarrista) y Manzarek (tecladista) se iban a presentar en el Auditorio Nacional y por supuesto, no me lo iba a perder. "No quiero faltar y que a estos tipos les dé una patatús como a Cerati, están ya muy viejos" le dije a uno de mis compañeros de estudio.

El día fue complicado. Me desperté temprano para terminar asignaciones pendientes, pero me venció el cansancio y me quedé dormida de nuevo. Terminé como pude y salí apurada de la casa junto a mi mamá al Auditorio. El tráfico estaba fuerte, así que llegamos a las 7:30 pm (el concierto empezaba a las 8 pm) al recinto. Compré los souvenirs respectivos y después entramos a comernos un sandwichito y unos perros calientes antes de que empezara el show.

A las 8:15 pm  comenzó a tocar Mark Farner. Tengo que confesarles que no conocía al señor, ni siquiera sabía que estaba de gira junto a la banda. Estuvo en escena aproximadamente una hora y me dejó muy  buena impresión a pesar de la deficiente calidad del sonido. Entre las canciones que tocó  estaban "Are you Ready", "Rock and Roll Soul", "Footstompin Music" , "Aimless Lady", "American Band",  "Locomotion" (la única que me sabía) , "Paranoid", "Shinin' on", "We're An American Band", "Mean Mistreater", "Some Kind of Wonderful”,  "Bad Time" y  “I'm your Captain/Closer to Home”. Esta última se la dedicó a "todos los soldados". Tengo como tarea pendiente averiguar más sobre él,  le agradezco haber sido el salvador de la noche. Tengo que acotar que muchos de los asistentes estaban por Farner y no por The Doors, una vez que terminó, se fueron.
Mark Farner

Después de que se bajó del escenario a las 9:15 pm, transcurrió una eterna media hora para que cambiaran la tarima. Para nada porque el sonido siguió siendo horrible.  A las 9.47 pm aparecen The Doors tocando "Roadhouse Blues". Todo el mundo se levantó de sus sillas para acompañar a Scallion, una mala copia de Jim Morrison: el mismo corte de pelo, pero más arrugas, barrigón y sin mucha presencia en escena. Me recordó un poco las fotos de los últimos años del Rey Lagarto, cuando ya estaba tan deteriorado por el alcohol y las drogas que parecía ser quince años mayor de los veintisiete que realmente tenía cuando falleció. Es obvio que la estrategia de Krieger y Manzarek es revivir las glorias pasadas del grupo: ellos dos ya están mayores, pero ¿por qué no darnos una dosis del Morrison  joven, en especial a los más nostálgicos? El chiste de las leyendas como Morrison es que mueren jóvenes y así es que los recordamos. El tiro les está saliendo por la culata. El físico es lo de menos, pero, ¿ni siquiera la voz y el feeling, que en mi caso es lo que importa? Bunbury lo hubiera hecho mejor (tanto que lo criticaron por imitarlo)

Brett Scallion

Yo fui una de las que se levantó de la silla  cuando apareció el grupo y coreó ésa y las siguientes canciones :  “Break on though” y “Strange Days”. Sin embargo, me era evidente que algo no estaba bien. ¿Y Krieger? ¿Dónde estaba metido? ¿Se estaba dando bomba  en el camerino fumándose un porrito o qué?

El público a empezó a corear su nombre, en especial  los más viejos. “¡Robby, Robby!”. Manzarek procedió a explicar que Krieger no había podido ir esa noche por problemas renales, que nunca pudo salir de Los Ángeles, pero “esperaban que pudiera estar al día siguiente en Guadalajara”. Luego presentó al guitarrista sustituto quien no debe ser mucho mayor que yo. Nada en contra de él, pero fui a ver a los miembros originales de The Doors, no a Manzarek solo.

Mi decepción fue tal que estuve sólo unos minutos más de pie y cuando me cansé, caí en mi silla y seguí viendo el concierto en pantalla, sorprendida de que la noche siguiera como si nada. Después de la burda explicación de Manzarek logré escuchar “We want the world and we want it”, “Peace Frog/Blue Sunday” “Alabama song” (la cual Manzarek anunció diciendo que necesitaban  marihuana, hongos y tequila para abrir las puertas de la percepción) “Back door man”, “Five to one”, “Not to touch the earth” y “Gloria"."When the music is over" también la cantaron, pero no recuerdo si fue antes o después del tobo de agua fría

Creo que me quedé hasta “Touch me”, canción que Manzarek entre risas y mucha picardía dedicó a todos los “Sex machines” en la audiencia mientras tocaba desaforadamente el teclado. Quizás escuché alguna más, no recuerdo ya. Molesta, me regresé a casa treinta y cinco minutos antes de que acabara el concierto. Después leí en varios blogs que la calidad del sonido fue empeorando a medida que fue transcurriendo la noche, que los fans se tuvieron que calar a Alex Lora de “El Tri” cantando, o mejor dicho MATANDO  “Light my fire” y que el guitarrista  sustituto se echó un par de pelones graves.  Es decir, no me perdí de mucho, tres o cuatro canciones mal ejecutadas en medio de dos salidas en falso del grupo. Nunca tocaron “People are strange” ni “The end”, dos de mis otras favoritas.

Al día siguiente me quejé con Ticketmaster. Les mandé dos correos furiosa por el tiempo y el dinero perdidos, pero ellos sólo son responsables de la venta de los boletos, no de la organización, así que quedé en las mismas. Igual me pareció bien haberlo hecho, en especial teniendo en cuenta que una de las razones por la que me mudé para acá es que en mi país nadie se queja cuando le salen con una mamarrachada, ni siquiera en situaciones tan cotidianas y mundanas como éstas. Seguiré pendiente de lo que pase en los próximos conciertos del grupo en México y  averiguaré quiénes organizaron la gira.

De haber sabido que esto iba a pasar, le doy mis entradas a los revendedores que estaban en la puerta del Auditorio y me regreso de una vez a mi casa. Qué burla y qué falta de respeto con los fanáticos. Esto me ha ocurrido sólo dos veces, la anterior fue en el  concierto de Aerosmith en mayo del año pasado en Caracas, por el que esperé pacientemente año y medio. Tan mal organizado estuvo que llegué después de la sexta canción  (Gracias Solid Show por los favores recibidos) La moraleja es que sigo estando en Latinoamérica y siempre va a haber desorden, lo cual no significa que eso esté bien o deba conformarme.

Por cierto, para los curiosos, Krieger no se apareció nunca en Guadalajara. Medios digitales irresponsables de esa ciudad  igual reseñaron que "tocó como nunca" (¿?) Sospecho que tampoco estará en los siguientes. De corazón espero que se mejore, pero, ¿Por qué no cancelaron la gira?

Debí ir a Deep Purple aunque los conociera mucho menos. Lo que es el costo de oportunidad.

viernes, 4 de marzo de 2011

"...en todo caso, había un sólo túnel, oscuro y solitario: el mío"

Ernesto Sábato, "El túnel"


domingo, 20 de febrero de 2011

Más sobre el cierre de la librería Lectura por Antonio Sánchez García de Noticiero Digital

Transcribí textual este artículo de Noticiero Digital, portal venezolano de noticias. Como pudieron apreciar en mi entrada anterior, de más está decir que comparto el sentimiento...

Muerte a los libros, ¡Abajo la cultura!



“Ahí donde se queman libros se acaba quemando también seres humanos”
Heinrich Heine, 1821
“De allí la declaración de guerra a muerte al libro y a la cultura que vehiculizan. Nadie más reacio al engaño y el sometimiento que una persona culta y educada. Nadie más difícil de convertir en adorador de un analfabeta cuartelero que un hombre culto. El cierre de la Librería Lectura nos conmueve a todos. Anticipa la catástrofe que se cierne sobre la industria editorial y el comercio del libro en Venezuela

A Luis Penzini

Se le atribuye a Joseph Goebbels, el todopoderoso espaldero intelectual de Adolfo Hitler, haber expresado públicamente que cuando escuchaba la palabra “cultura” agarraba instintivamente la cacha de su pistola. Pocos sospechan siquiera que Goebbels, un hombre enteco y contrahecho, cojo por haber sufrido en su infancia de una parálisis infantil, de no más de un metro cincuenta y cinco de estatura, imponente voz de barítono, agitador profesional y tan liviano como un jockey – pesaba 45 kilos – había sido un marxista fanático, un comunista convencido, hasta que cayó en las redes berlinesas de Gregor Strasser, un marxista bávaro de la primera hora, derivando al nacionalsocialismo y convirtiéndose luego de caer en brazos del cabo austríaco en el segundo hombre en importancia detrás del Führer.
Que la palabra cultura y el deseo de acabar de un pistoletazo con artistas e intelectuales se hayan asociado para siempre con dictadores, caudillos y autócratas es lógico. Desde que el emperador chino Qin Shi Huang ordenara la quema de todos los libros existentes en China y el enterramiento vivo de muchos intelectuales que se negaron a obedecer la monstruosa orden, en el año 212 antes de Cristo, hasta la estricta prohibición de la libre circulación de todas aquellas obras que quebranten el absolutismo del castro comunismo en Cuba, el odio a los libros y al saber ha sido una constante universal de los tiranos. Como hasta un colegial lo sabe, filosofía significa amor al saber. Y su máxima potencia, la Aletheia griega, significa desvelamiento. De allí el vertebral e inevitable compromiso de la cultura con la verdad, tan profundamente emparentada con la belleza, que todos aquellos regímenes totalitarios montados sobre gigantescos castillos de falacias, fraudes, engaños y medias verdades no puedan menos que tener una profunda desconfianza por quienes piensan y crean con pensamiento y voz propios. Toda vez que la verdad y la belleza viven de la denuncia de la falsedad y la injusticia de la realidad que nos oprime y aspiren a la superación del engaño de las máscaras reinantes mediante la reivindicación de la verdad y el imperio de la justicia.
De allí también que tras del odio a la verdad, al pensamiento, a los intelectuales y a los artistas esté el odio a los libros, el máximo vehículo de la cultura desde tiempos inmemoriales, puestos al alcance de la mano por el maravilloso invento de la imprenta. ¿Cómo olvidar la gigantesca hoguera ordenada por Hitler y Goebbels, hecho ominoso acaecido en la Plaza Bebel de Berlín, el 10 de mayo de 1933? ¿Cómo olvidar la desesperada búsqueda de libros condenados por la Inquisición, hecho repetido hasta el cansancio bajo todos los regímenes dictatoriales y que muchos de nosotros viviéramos en la primera fila de los perseguidos por las tiranías militares de los años setenta y ochenta?
Llevo meses buscando libros que he visto reseñados en las secciones de libros de El País, de España, de Excelsior, de México, de Clarín y la Nación, de Buenos Aires, de La Tercera, de Santiago de Chile. Hubiera querido encontrar El Hombre que amaba a los perros, de Leonardo Padura. Tuve que pedirlo a un amigo que volvía de los Estados Unidos. Recorro sistemáticamente las librerías de Caracas, en donde me llevo dos inmensas sorpresas: no hay novedades, y las pocas que logran sortear el campo minado de CADIVI, del SENIAT, del Banco Central cuestan fortunas inalcanzables para un estudiante universitario o un modesto profesional. Los precios son estremecedores.
En estos días se me vino el alma al suelo al encontrar cerrada la librería que llevaba visitando semana a semana desde hace más de treinta años, y en donde tuve la dicha de conocer personalmente a Jorge Luis Borges, a Vargas Llosa, a Gabriel García Márquez y a tantos y tantos grandes escritores e intelectuales de España y América Latina. Conversar con Walter Rodríguez, un emigrado uruguayo compañero de los naufragios de las dictaduras sureñas, uno de los más informados, cultos y cordiales libreros profesionales de la Venezuela democrática, constituía un bálsamo en estos tiempos de tinieblas. El culpable del cierre de la librería LECTURA no es otro que el teniente coronel que nos desgobierna. Y los fantoches que fungen de ministros de la cultura y a quienes un libro, cualquier libro que no haya sido escrito por Marx, Engels o el Ché Guevara y no contenga una égloga a las glorias del ágrafo cuartelero que nos sume en el oscuro corazón de nuestras tinieblas no vale la pena de ser producido o importado. De allí la declaración de guerra a muerte al libro y a la cultura que vehiculizan. Nadie más reacio al engaño y el sometimiento que una persona culta y educada. Nada más difícil de convertir en fanático adorador de un analfabeta cuartelero que un hombre culto.
El cierre de Lectura nos conmueve a todos. Anticipa la catástrofe que se cierne sobre la industria editorial y el comercio del libro.

http://www.noticierodigital.com/2011/02/muerte-a-los-libros-%C2%A1abajo-la-cultura/

domingo, 13 de febrero de 2011

Chau, Lectura



"Pérez Jiménez los incautaba antes de que salieran. Pinochet los mandaba a la hoguera. En tiempos de Hugo Chávez, hay que reconocer su originalidad, los meten presos. A los libros, pobres, no les va bien con los militares duros"
Tulio Hernández, "Relato de los libros presos" en "Esta es la econoinverdad" (http://econoinverdad.blogspot.com/)

Tengo que confesar que esta entrada fue muy difícil escribirla porque es un tema que me es cercano.  La tengo pendiente desde el domingo pasado y cada vez que me sentaba frente a la laptop, sentía un sabor amargo en la boca. Hoy hice una breve investigación en google y me di cuenta que ya la situación es lo suficientemente grave como para alertar a la Cámara del Libro en Venezuela. En vista de eso, no puedo seguir evadiendo, así que aquí voy. Uno no debe hablar únicamente sobre  lo que le es agradable.
Desde 2003, luego del paro y cuando comenzó el control de cambio en Venezuela, me ha tocado ser testigo incómodo del declive y cierre de varias librerías.  Las librerías y bibliotecas toda mi vida han sido un santuario en el que he encontrado sosiego y en los últimos años, hasta se convirtieron en un punto de encuentro para los amigos.  En Caracas, que es una ciudad particularmente caótica y hostil,  eran de los pocos lugares en los que me sentía tranquila y segura. Ahora son además los que más extraño.
Hace dos semanas, me enteré del cierre de la librería Lectura. No era la que más frecuentaba, pero cuando lo supe pensé que cada vez me estaba quedando con menos sitios que extrañar y los caraqueños, con menos espacios para olvidar el agobio citadino, encontrarse y debatir. La Caracas real y la que existe en mi cabeza están dejando de ser la misma y temo no reconocerla más.
La última vez que estuve allí fue justamente antes de mudarme, en septiembre de 2010. Andaba por Chacaíto, así que aproveché la oportunidad para despedirme del lugar y ver si tenían un título venezolano que me interesaba traerme. Quedé sorprendida por lo desierta que estaba,  como si hubiera pasado un huracán. Aun así, no podía imaginarme que ésa era mi última visita.
No conozco  al señor Walter, nunca tuve oportunidad de hablar con él, pero es una institución dentro del mundo de la literatura y Lectura, no en vano, tenía sesenta años funcionando. En una entrevista  hecha por el periódico venezolano “El Universal” el 8 de febrero de 2011 cita como las razones del cierre el aumento del alquiler del local, la finalización del contrato con el que llegó a Venezuela a regentar la librería y la poca disponibilidad de títulos debido a las trabas que el gobierno  les coloca para  importar. No pueden comprarlos  a dólar libre (mercado negro) así que tienen que pasar por un montón de trámites burocráticos para poder  hacerlo a dólar oficial. Para más colmo, Cadivi (Comisión de Administración de Divisas en Venezuela) no considera al sector libro como prioritario, así que la espera es eterna.  Llegué a estar meses detrás de un libro porque a ninguna de las librerías les habían entregado el certificado de "No Producción", sin el cual no pueden hacer pedidos. Gracias a esto, el 95% de los títulos que salieron en 2010  no llegaron a ese país. Y todavía oigo quejas aquí de que los libros provenientes de España tardan mucho en llegar...

Haciendo referencia al texto que cité de la entrada de Tulio Hernández, el cierre de las instituciones culturales como Econoinvest no ha sido la única vía que ha encontrado el gobierno para secuestrar los libros, también lo ha sido su desatención al sector. Esto me da a entender que lejos de una población preparada prefiere una población sumisa y dispuesta a tragarse las píldoras que le está ofreciendo. Lamentablemente, según los pronósticos,  Lectura no será la última

"Uno se pasa toda la vida preparándose para algo. Primero se enfada. A continuación quiere venganza. Después espera"

Sándor Márai, "El último encuentro"


viernes, 28 de enero de 2011

Mi cita favorita de "Tierra Tierra" de Sándor Márai

"...Malraux escribe en uno de sus libros -publicado en la época en que ya no era "el escritor favorito en la corte de De Gaulle, Su Majestad parvenu"- que el ser humano se muestra propenso a pensar, durante toda su vida, que guarda en su interior algún "gran secreto". Sin embargo, ésta es una gran equivocación: el ser humano no es "el Polo Norte, lo Secreto, lo Extraño" como afirmaba Ady, lamentándose, sino un puñado sucio o un montón miserable de secretos insignificantes. El ser humano intenta, durante toda su vida, salvaguardar y mantener en su interior esos secretos insignificantes, con un sentimiento de devoción fervorosa, crispada y demente, sin que ello tenga sentido alguno, puesto que acabará por descubrirse -en el momento de la muerte o incluso antes- que no había ningún gran secreto. Tan sólo teníamos secretos insignificantes, unos residuos que hubiésemos podido mostrar a los demás y que no valía la pena esconder"

lunes, 17 de enero de 2011

Spinetta le escribe poema a Cerati

Luis Alberto Spinetta
El cantautor argentino le escribió un  poema a Cerati que fue publicado el viernes en www.cerati.com

Dios Guardián Cristalino de guitarras / que ahora / más tristes / penden y esperan / de tus manos la palabra / Precipitándome a lo insondable / tus caricias me despiertan a la vez / en un mundo diferente al de recién... / Tu luz es muy fuerte / es iridiscente y altamente psicodélica / Te encuentro cuando el sol abre una hendija / que genera notas sobre la pared sombreada / Y suena tu música en la pantalla / sos el ángel inquieto que sobrevuela / la ciudad de la furia / Comprendemos todo / tu voz nos advierte la verdad / Tu voz más linda que nunca

Luis Alberto Spinetta

domingo, 16 de enero de 2011

"No me voy, ¡me quedo aquí!"

Ayer en la tarde cuando me dije que ya tenía que escribir esta entrada me di cuenta que al igual que aquel 15 de mayo, también era sábado. Han pasado ocho meses exactos desde que Gustavo Cerati se presentó en el campo de fútbol de la Universidad Simón Bolívar en Caracas.
La semana previa al concierto recuerdo que no fue una de las mejores. Me sentía sola y agobiada de trabajo, mi celular estaba dañado y presentía que había un problema en mi casa (que afortunadamente tuvo un final feliz), así que se me estaban quitando las ganas de ir.  No soy fan de los gentíos y cuando he ido a un concierto es porque me gusta mucho el que se presenta. MUCHO. Tanto como para estar de pie dos horas medio asfixiada en un bululú. También tengo que sentirme muy emocionada y en ese momento, ya me era indiferente ir o no. “Fuerza Natural” nada más lo había escuchado una vez y media porque me decepcionó (quizás un signo de que me creo expectativas muy altas respecto a todo). “Este tipo se está poniendo viejo” fue lo que pensé cuando unos meses antes me llegó el disco y empecé a saltarme una a una las canciones, preguntándome qué había pasado con el Cerati que en 1999 nos regaló un trabajo como “Bocanada” (el mejor que ha tenido como solista según mi opinión)
Tenía las entradas compradas desde dos meses antes. Ya era tarde para echarse atrás, así que me sacudí la flojera. Además, no lo veía en solitario desde 2002 cuando se presentó en el Teatro Teresa Carreño con “11 episodios sinfónicos”. Pregunté en el trabajo a dos compañeras que lo escuchaban si iban y si nos querían acompañar a un amigo y a mí. La respuesta fue: "nos encanta su música, pero no lo soportamos, es muy pedante. No vamos".  Es verdad, Cerati es pedante. Cómo no serlo si siendo casi un adolescente fundaste con otros dos amigos ese monstruo llamado Soda Stéreo, que vivió casi quince años y te llevó por varios países del mundo.  Que ha sido discutiblemente la banda de rock más importante que ha tenido Latinoamérica. Yo también sería pedante.
Fui y no me arrepentí (a diferencia de mis dos compañeras). Los que estuvieron ese día saben de qué hablo: el concierto desde que empezó hasta que terminó no tuvo desperdicio. Una vez más -a pesar de que sigo sosteniendo que “Fuerza Natural” no es la mejor muestra de su talento- me quité el sombrero ante su genio. Lo dio todo
Al día siguiente, cuando vi las noticias y empezaron a preguntarme incluso desde Maracaibo si era verdad que se había desmayado en pleno concierto, no entendí nada. Cuando por fin lo hice,  me molesté por el morbo que rodeaba las preguntas y por lo que creía que eran rumores. Además de eso,  las reseñas de la prensa se concentraron más en sus kilos de más que en la calidad musical del show (¿realmente importaba si había engordado? Tiene cincuenta y un años). Luego vino el shock cuando unas horas después me enteré de que se lo habían llevado en una ambulancia hasta el Centro Médico Docente La Trinidad, del que salió en junio rumbo a un centro de salud en Argentina.
El diagnóstico ya lo sabemos: accidente cerebro vascular. No se ha despertado y seguimos con la duda de si lo hará y cuáles pueden ser los daños. En el transcurso de estos ochos meses he visto como la prensa amarilla lo ha matado alrededor de diez veces, ha especulado sobre el pacto de silencio que existe dentro de su familia respecto a su condición y lo que realmente pasó esa madrugada.

Existe un puñado de gente que admiro y una de ellas es Gustavo Cerati. Desde que tengo doce años y escuché “De música ligera” por primera vez me enamoré, valga la redundancia, de su música y -como no- de él. Ya en la universidad, mientras mis compañeras y amigas  hablaban de cuál Backstreet Boy o N´Sync era su favorito, yo suspiraba por los ojos claros del Gus (qué cursi, lo sé), coleccionaba todo lo que salía en prensa sobre el ya extinto Soda Stéreo y deambulaba de discotienda en discotienda buscando sus discos.  Quería tocar la guitarra y escribir como él. Lo de la guitarra lo intenté dos veces y no funcionó, lo de escribir puede que esté a tiempo
El  primer concierto al que asistí en mi vida fue el de la gira "Bocanada" a finales de noviembre de 1999. Tenía veinte años y estaba en segundo año de la carrera.  Ese día disfruté junto a mis amigos más queridos de una ejecución impecable y del sarcasmo porteño de Cerati. No puedo olvidar aquel momento en el que dijo “Mirá cómo baila el flaco” y todos estallamos en risas. En 2002, cuando apareció vestido de Principito en "11 episodios sinfónicos" en el Teresa Carreño, casi me da algo. El tipo era perfecto. Tal ha sido mi fiebre todos estos años por Cerati y Soda que mi primo Juan Carlos Araujo llegó a decirme  una vez: "Creo que tienes cosas de Soda que ni ellos mismos saben que existen". Por eso fue que a finales de 2007, cuando el grupo visitó Caracas con motivo de la gira "Me verás volver", no me importó que mi entonces jefe me dejara hasta tarde en la oficina ni tener que irme sola hasta La Rinconada. Era capaz de hacer cualquier cosa por verlos y de hecho, lo hice. Ahora me acuerdo y me digo que estaba loca porque también me pudo pasar "cualquier cosa". 

Es difícil imaginarme un instante de estos quince años en el que  Soda Stéreo o Cerati no haya estado presente de alguna forma. Desde “Sueño Stéreo” y el Unplugged -que encontré en Dallas y fueron mis acompañantes durante mi tiempo en Estados Unidos- hasta los dos cd´s de la gira “Me verás volver”, puedo recordar qué pasaba en mi vida cuando compré o me regalaron cada uno de los discos. Curiosamente no fui totalmente consciente de esto hasta que eché en falta los que no me pude traer en mi mudanza. Ya vendrán en el próximo viaje. Esas canciones son el soundtrack de mi vida.

Me parece increíble e inimaginable  que Gus no nos pueda regalar más música, es algo que no puedo aceptar. La vida sin ella es muy aburrida y gris, más sin sus letras (poemas mil veces mejores que muchos que he leído por allí) y esos acordes de guitarra que te sacuden y te mueven el piso.  Sé que está muy delicado, que puede que no despierte o si lo hace,  tenga limitaciones físicas y mentales. Sin embargo, dentro de mí todavía existe la esperanza de que un momento a otro nos lleguen buenas noticias. Gus nos debe aún su mejor trabajo y el concierto de Caracas no puede ser el último…
Repite conmigo, Gustavo: “No me voy, ¡me quedó aquí!”

lunes, 3 de enero de 2011

Empezando...

Hace mucho tiempo que quería empezar un blog, pero siempre salía con la excusa de que "estaba muy ocupada”.  Le echaba la culpa a mi absorbente trabajo y al estrés que origina vivir en una ciudad como Caracas. Hace unos meses las excusas se me acabaron: renuncié a mi trabajo, me fui del país y llevo una vida más “tranquila”.
También hace unos meses terminé de leerme las  memorias del escritor húngaro Sándor Márai. En la primera parte,  titulada “Confesiones de un burgués”, el autor  cuenta cómo desde niño “jugó a escribir” y que ya siendo un adulto joven podía estar sentado horas y horas en un café sin que nada saliera, pero siempre estaba absorbiendo y tratando de entender la realidad que lo rodeaba. A los dieciocho años publicó su primer libro de poesía y poco a poco fue forjando una carrera que a mi juicio, tardó mucho en ser reconocida. “El que necesita gritar algo, escribe” dice Márai en algún punto de su narración. Y no puedo estar más de acuerdo con esta premisa.
No quiero extenderme mucho sobre la vida de Márai, seguramente lo haré en próximas entradas, pues su obra me tiene obsesionada (Actualmente estoy leyendo “El último encuentro”). Sin embargo tengo que decir que una de las cosas que más me llamó la atención de “Confesiones de un burgués”  es que el autor tenía una relación con la escritura muy parecida a la mía, pues desde niña “jugué” a escribir.  Ojo, no me estoy comparando con él, sería insultarlo. En mi caso, lo que empezó con algunos cuentos y poemas escritos desde que tenía nueve años llegó a su ocaso con la publicación de los cuatro números de un boletín bimensual para la escuela de Ciencias Sociales en el tercer año de mi carrera universitaria.
Después de eso, hasta dejé de llevar diarios. Me “distraje” con la sociología y otros eventos personales. Me mantuve en la periferia leyendo lo que se me atravesara, haciendo una tesis de grado en la que tuve que aprender sobre literatura venezolana, yendo a eventos sobre literatura cada vez que tenía chance, aceptando un cargo como periodista (sí, leyeron bien) en una empresa de Comunicaciones Corporativas y en un proyecto que nunca vio la luz. En fin, observando desde las gradas sin participar en el juego.
Ahora que veo las cosas en retrospectiva me doy cuenta de que este proceso de “no-escritura” no tuvo que ver con mi compromiso por la sociología, las responsabilidades que pudiese tener, o el agobio del momento, sino por miedo a que mi voz no fuera lo suficientemente fuerte. Tenía la habitación propia y los recursos, pero no estaba segura de ser lo suficientemente buena  (sigo sin saberlo). Lo que sí es que tengo varias cosas que decir y creo que éste puede ser el espacio para hacerlo. Tampoco quiero seguir esperando para decirlo
¿Por qué “Talk a lot”? Porque  los que me conocen bien saben que hablo mucho. Además,  porque seguramente no voy a hablar sólo de  libros,  sino de sociología, de lo que ocurre en Venezuela, el postgrado, la última película que vi o mis músicos favoritos. Puede que este blog incluso termine convirtiéndose en varios, uno dedicado a un tema distinto. Quién sabe
El punto es que no quiero seguir en la periferia  siendo espectadora pasiva de lo que para mí ya no es un “hobbie” sino una forma de vida que respiro todos los días desde que me acuerdo: la literatura. Aunque nunca publique la “gran novela venezolana”, no quiero seguir callando.