domingo, 13 de marzo de 2011

The Doors sin Krieger: un concierto al que se le vieron las costuras

Tengo varias semanas posteando sólo citas de mis libros favoritos por falta de tiempo. Esta vez  no son excusas, la cosa ha estado difícil. Primero, por culpa de un virus estomacal que me tumbó por dos días  hace  unas semanas y descalabró mi agenda y segundo, porque apenas en cinco días termino el trimestre en la maestría. Debo la reseña de la Feria del Libro en el Palacio de Minería, la cual visité hace dos semanas  (y en donde creo que agarré el virus en cuestión) y  la inauguración de mi segundo blog, que va a tener que ver más con lo que estoy aprendiendo en la universidad.

Hoy apurada como estoy, decidí escribir para hacer catarsis. En esta ocasión quiero reseñar el concierto de The Doors en el Auditorio Nacional de Ciudad de México este miércoles 9 de marzo de 2011. Para quienes no lo saben, soy fanática del grupo desde hace seis años, tengo todos los discos que grabó la banda con Jim Morrison en vida y mucho tiempo antes, vi la no tan buena película dirigida por Oliver Stone. Hace un mes me enteré que dos de los integrantes originales Krieger (guitarrista) y Manzarek (tecladista) se iban a presentar en el Auditorio Nacional y por supuesto, no me lo iba a perder. "No quiero faltar y que a estos tipos les dé una patatús como a Cerati, están ya muy viejos" le dije a uno de mis compañeros de estudio.

El día fue complicado. Me desperté temprano para terminar asignaciones pendientes, pero me venció el cansancio y me quedé dormida de nuevo. Terminé como pude y salí apurada de la casa junto a mi mamá al Auditorio. El tráfico estaba fuerte, así que llegamos a las 7:30 pm (el concierto empezaba a las 8 pm) al recinto. Compré los souvenirs respectivos y después entramos a comernos un sandwichito y unos perros calientes antes de que empezara el show.

A las 8:15 pm  comenzó a tocar Mark Farner. Tengo que confesarles que no conocía al señor, ni siquiera sabía que estaba de gira junto a la banda. Estuvo en escena aproximadamente una hora y me dejó muy  buena impresión a pesar de la deficiente calidad del sonido. Entre las canciones que tocó  estaban "Are you Ready", "Rock and Roll Soul", "Footstompin Music" , "Aimless Lady", "American Band",  "Locomotion" (la única que me sabía) , "Paranoid", "Shinin' on", "We're An American Band", "Mean Mistreater", "Some Kind of Wonderful”,  "Bad Time" y  “I'm your Captain/Closer to Home”. Esta última se la dedicó a "todos los soldados". Tengo como tarea pendiente averiguar más sobre él,  le agradezco haber sido el salvador de la noche. Tengo que acotar que muchos de los asistentes estaban por Farner y no por The Doors, una vez que terminó, se fueron.
Mark Farner

Después de que se bajó del escenario a las 9:15 pm, transcurrió una eterna media hora para que cambiaran la tarima. Para nada porque el sonido siguió siendo horrible.  A las 9.47 pm aparecen The Doors tocando "Roadhouse Blues". Todo el mundo se levantó de sus sillas para acompañar a Scallion, una mala copia de Jim Morrison: el mismo corte de pelo, pero más arrugas, barrigón y sin mucha presencia en escena. Me recordó un poco las fotos de los últimos años del Rey Lagarto, cuando ya estaba tan deteriorado por el alcohol y las drogas que parecía ser quince años mayor de los veintisiete que realmente tenía cuando falleció. Es obvio que la estrategia de Krieger y Manzarek es revivir las glorias pasadas del grupo: ellos dos ya están mayores, pero ¿por qué no darnos una dosis del Morrison  joven, en especial a los más nostálgicos? El chiste de las leyendas como Morrison es que mueren jóvenes y así es que los recordamos. El tiro les está saliendo por la culata. El físico es lo de menos, pero, ¿ni siquiera la voz y el feeling, que en mi caso es lo que importa? Bunbury lo hubiera hecho mejor (tanto que lo criticaron por imitarlo)

Brett Scallion

Yo fui una de las que se levantó de la silla  cuando apareció el grupo y coreó ésa y las siguientes canciones :  “Break on though” y “Strange Days”. Sin embargo, me era evidente que algo no estaba bien. ¿Y Krieger? ¿Dónde estaba metido? ¿Se estaba dando bomba  en el camerino fumándose un porrito o qué?

El público a empezó a corear su nombre, en especial  los más viejos. “¡Robby, Robby!”. Manzarek procedió a explicar que Krieger no había podido ir esa noche por problemas renales, que nunca pudo salir de Los Ángeles, pero “esperaban que pudiera estar al día siguiente en Guadalajara”. Luego presentó al guitarrista sustituto quien no debe ser mucho mayor que yo. Nada en contra de él, pero fui a ver a los miembros originales de The Doors, no a Manzarek solo.

Mi decepción fue tal que estuve sólo unos minutos más de pie y cuando me cansé, caí en mi silla y seguí viendo el concierto en pantalla, sorprendida de que la noche siguiera como si nada. Después de la burda explicación de Manzarek logré escuchar “We want the world and we want it”, “Peace Frog/Blue Sunday” “Alabama song” (la cual Manzarek anunció diciendo que necesitaban  marihuana, hongos y tequila para abrir las puertas de la percepción) “Back door man”, “Five to one”, “Not to touch the earth” y “Gloria"."When the music is over" también la cantaron, pero no recuerdo si fue antes o después del tobo de agua fría

Creo que me quedé hasta “Touch me”, canción que Manzarek entre risas y mucha picardía dedicó a todos los “Sex machines” en la audiencia mientras tocaba desaforadamente el teclado. Quizás escuché alguna más, no recuerdo ya. Molesta, me regresé a casa treinta y cinco minutos antes de que acabara el concierto. Después leí en varios blogs que la calidad del sonido fue empeorando a medida que fue transcurriendo la noche, que los fans se tuvieron que calar a Alex Lora de “El Tri” cantando, o mejor dicho MATANDO  “Light my fire” y que el guitarrista  sustituto se echó un par de pelones graves.  Es decir, no me perdí de mucho, tres o cuatro canciones mal ejecutadas en medio de dos salidas en falso del grupo. Nunca tocaron “People are strange” ni “The end”, dos de mis otras favoritas.

Al día siguiente me quejé con Ticketmaster. Les mandé dos correos furiosa por el tiempo y el dinero perdidos, pero ellos sólo son responsables de la venta de los boletos, no de la organización, así que quedé en las mismas. Igual me pareció bien haberlo hecho, en especial teniendo en cuenta que una de las razones por la que me mudé para acá es que en mi país nadie se queja cuando le salen con una mamarrachada, ni siquiera en situaciones tan cotidianas y mundanas como éstas. Seguiré pendiente de lo que pase en los próximos conciertos del grupo en México y  averiguaré quiénes organizaron la gira.

De haber sabido que esto iba a pasar, le doy mis entradas a los revendedores que estaban en la puerta del Auditorio y me regreso de una vez a mi casa. Qué burla y qué falta de respeto con los fanáticos. Esto me ha ocurrido sólo dos veces, la anterior fue en el  concierto de Aerosmith en mayo del año pasado en Caracas, por el que esperé pacientemente año y medio. Tan mal organizado estuvo que llegué después de la sexta canción  (Gracias Solid Show por los favores recibidos) La moraleja es que sigo estando en Latinoamérica y siempre va a haber desorden, lo cual no significa que eso esté bien o deba conformarme.

Por cierto, para los curiosos, Krieger no se apareció nunca en Guadalajara. Medios digitales irresponsables de esa ciudad  igual reseñaron que "tocó como nunca" (¿?) Sospecho que tampoco estará en los siguientes. De corazón espero que se mejore, pero, ¿Por qué no cancelaron la gira?

Debí ir a Deep Purple aunque los conociera mucho menos. Lo que es el costo de oportunidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario