De hace diez años, cuando escribía para un boletín que sólo sacó cuatro números.
A Enrique
El artista entró al estudio poco después de que el presentador del programa anunciara su aparición. Se tenía mucho tiempo sin saber de él, a pesar de que ya había sacado dos discos en solitario. El primero había sido dos o tres años antes de éste. No había contado con el apoyo de los críticos y él mismo reconocía que se la había pasado un poco la mano mezclando los ritmos. El segundo disco todavía no lo entendía, me parecía que el hombre se estaba poniendo un poco anacrónico. Del lirismo puro había pasado a una forma que definía como “más directa” de decir las cosas. Otro artista, que casualmente también había nacido en el mismo país había dicho que la poesía era la forma de hablar del joven, la narrativa la del adulto y la crónica la del viejo. En ese momento, no me acordé.
No sé cuando entró, deben haberse ido a comerciales. Lo vi después sentado en una silla, intentando ver donde metía las largas piernas. Estaba de gira, acababa de llegar y se le veía cansado. Supuestamente venía de incógnito, pero en el estudio había cinco fans. Quería hablar del nuevo album, pero no lo dejaron. Las preguntas se centraron en lo que había hecho antes, con el grupo. “Tenía tantos años cuando escribí tal canción”, siempre decía, aún estando con el grupo “Y no vale la pena interpretarla ahora porque no soy la misma persona que la escribió”, recalcaba. Todos preguntaban siempre que cuando se iban a reunir, pero él no quería “por diferencias personales”. Los discos en solitario no se habían vendido tan bien como los del grupo-, alegaban a cada rato los diarios de todo el mundo como una excusa más que hacía posible ésa reunión tan indeseada. Ellos estaban felices, en sus casas, haciendo una vida más retirada y tranquila, habían tenido hijos, incluso. Era él el que se seguía trasnochando, el que seguía comiendo mal en los aviones y dando entrevistas sin sentido. Un muchacho le pregunta si él necesita otro baterista y el artista se pone rojo, esconde la mirada detrás de los lentes oscuros y dice que no sabe mientras el presentador trata ahora de salvar la situación preguntando (ahora sí) “¿Qué nuevos proyectos tienes en mente?".
Publicidad otra vez. De repente ya no lo veo. Se ha ido. Se ha ido, también los fans. Queda sólo el presentador con su acento de otra parte “Pobre tipo, se ha tenido que ir del estudio, Por allá le estaban jalando la ropa y una de las muchachas le ha caído a besos.”
No sé cuando entró, deben haberse ido a comerciales. Lo vi después sentado en una silla, intentando ver donde metía las largas piernas. Estaba de gira, acababa de llegar y se le veía cansado. Supuestamente venía de incógnito, pero en el estudio había cinco fans. Quería hablar del nuevo album, pero no lo dejaron. Las preguntas se centraron en lo que había hecho antes, con el grupo. “Tenía tantos años cuando escribí tal canción”, siempre decía, aún estando con el grupo “Y no vale la pena interpretarla ahora porque no soy la misma persona que la escribió”, recalcaba. Todos preguntaban siempre que cuando se iban a reunir, pero él no quería “por diferencias personales”. Los discos en solitario no se habían vendido tan bien como los del grupo-, alegaban a cada rato los diarios de todo el mundo como una excusa más que hacía posible ésa reunión tan indeseada. Ellos estaban felices, en sus casas, haciendo una vida más retirada y tranquila, habían tenido hijos, incluso. Era él el que se seguía trasnochando, el que seguía comiendo mal en los aviones y dando entrevistas sin sentido. Un muchacho le pregunta si él necesita otro baterista y el artista se pone rojo, esconde la mirada detrás de los lentes oscuros y dice que no sabe mientras el presentador trata ahora de salvar la situación preguntando (ahora sí) “¿Qué nuevos proyectos tienes en mente?".
Publicidad otra vez. De repente ya no lo veo. Se ha ido. Se ha ido, también los fans. Queda sólo el presentador con su acento de otra parte “Pobre tipo, se ha tenido que ir del estudio, Por allá le estaban jalando la ropa y una de las muchachas le ha caído a besos.”
Son las doce de la noche. Apago el televisor. Mañana no tengo clases. No duermo, doy vueltas en la cama. Me quedo pensando en si le habré hecho sentir así de mal a alguna persona, protegiéndome detrás del escudo de la admiración, no dejándolo avanzar, haciendo que sólo sea la mitad de lo que puede ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario